Es un hecho: El trastorno del espectro autista (TEA) se está diseminando cada vez más en los Estados Unidos. No hay consenso sobre por qué la prevalencia de la afección continúa aumentando. Las teorías van desde más conciencia y mejor diagnóstico, hasta mutaciones genéticas… incluso hasta factores ambientales. Independientemente del motivo o los motivos del aumento del diagnóstico de niños con autismo, los expertos enfatizan que es importante que los padres realicen exámenes de detección tempranos de TEA y, si su hijo muestra algún síntoma, que tomen medidas inmediatas.
Como discapacidad de desarrollo compleja relacionada con el desarrollo cerebral, el TEA generalmente aparece durante la primera infancia y afecta la capacidad del niño para comunicarse e interactuar con otras personas. Esto no solo causa problemas de comunicación, sino también problemas con la interacción social diaria. Debido a que las personas tienen una amplia gama de síntomas y gravedad (que varían de leves a graves o intermedias), se considera una afección de “espectro”.
Cada niño del espectro autista tiene una variedad de problemas y cuestiones por superar. Entre los síntomas y signos más comunes del TEA se encuentran los problemas de comunicación e interacción social, retraso en las habilidades lingüísticas y el aprendizaje, dificultad para hacer contacto visual, intereses estrechos o intensos, patrones repetitivos de comportamientos y sensibilidades sensoriales.
No todos estos síntomas se manifiestan necesariamente. Los niños pueden tener solo algunos de estos síntomas o incluso síntomas únicos que están separados de estos o en combinación con ellos. Algunos niños solo pueden tener deficiencias leves, mientras que otros enfrentan mayores obstáculos. Además, muchos de estos síntomas pueden persistir durante toda la vida del niño.
Los beneficios de la intervención temprana
No hay cura para el TEA y no hay consenso sobre qué lo causa. Tampoco existe un acuerdo sobre si tiene un curso de tratamiento “estándar”. Sin embargo, todos están de acuerdo en que cuanto antes comience la intervención para los niños con TEA, más dramática será la diferencia que puede marcar en sus vidas.
Esto hace que sea de vital importancia diagnosticar el autismo a la edad más temprana posible para optimizar los resultados para los niños con TEA. El diagnóstico es ideal cuando se realiza a los dos años, que actualmente es la edad confiable más temprana[i], aunque los síntomas pueden aparecer desde los 12 hasta los 18 meses.
Desafortunadamente, la mayoría de los niños con TE A no reciben el diagnóstico hasta después de los cuatro años de edad, lo que significa que se pierden el tiempo más oportuno para recibir tratamiento. Hay una variedad de razones para esto, incluida la reticencia de los padres a identificar y reconocer la gravedad de los síntomas mostrados, así como la falta de profesionales capacitados.
Una vez diagnosticado, el tratamiento debe comenzar lo antes posible. Existe una amplia evidencia de que la intervención temprana puede mejorar las habilidades sociales y de comunicación durante la infancia y esto tiene el potencial de ayudar significativamente a mejorar el desarrollo posterior del niño. Además, la intervención temprana evita que el comportamiento problemático se convierta en un hábito.
El tratamiento temprano adecuado puede reducir los síntomas de los niños y puede mejorar su desarrollo general al ayudarlos a aprender nuevas habilidades que les permitirán ser más independientes a lo largo de su vida. Debido a que están recibiendo un tratamiento adecuado en etapas claves del desarrollo, los niños con autismo son más propensos a adquirir habilidades sociales esenciales y la capacidad de actuar mejor en situaciones sociales. Estas son herramientas valiosas que ayudarán a los niños a ser más independientes y requerir menos servicios a medida que crecen. En resumen, la detección temprana puede ayudar a los niños a aprovechar al máximo sus fortalezas y brindarles el potencial de una vida mejor y más independiente durante toda la infancia y mucho más allá.
El diagnóstico temprano también puede beneficiar a los padres. En lugar de notar los síntomas y preocuparse porque algo esté mal con su hijo, un diagnóstico temprano les permite a los padres tomar medidas y comenzar a ayudarlo. Bajo la orientación de especialistas y organizaciones como Alternative Behavior Strategies (ABS), los padres pueden comenzar a seguir el tratamiento indicado para ayudar a su hijo a mejorar durante sus etapas de desarrollo, lo que establece el escenario para obtener resultados significativamente mejores.
El “estándar de oro” del tratamiento para un mayor progreso
Ahora que sabemos cómo se ha demostrado que el diagnóstico temprano y la intervención son más útiles para maximizar la capacidad funcional del niño, la pregunta importante es qué tratamiento demostrará ser más eficaz. Como se indicó anteriormente, no se puede prevenir el TEA, pero existen opciones de tratamiento eficaces que pueden ayudar a mejorar el comportamiento, las habilidades y el desarrollo del lenguaje; asimismo, continúan evolucionando tratamientos emergentes.
La terapia de análisis aplicado del comportamiento (Applied Behavior Analysis, ABA) es el “estándar de oro” reconocido para tratar el TEA. El tratamiento basado en evidencia más exitoso para el TEA, el ABA, es una terapia basada en datos que utiliza evaluaciones sistemáticas basadas en evidencias para medir los resultados en la medición en tiempo real del comportamiento. Esto guía las decisiones de intervención y cualquier ajuste necesario puede realizarse sobre la base de datos sólidos. De hecho, es el único tratamiento para el TEA que ha sido designado como médicamente necesario y reconocido por el Secretario de Sanidad de los EE. UU.[ii]
ABA, un programa de aprendizaje conductual, refuerza y fomenta el comportamiento positivo al tiempo que desalienta los negativos. Además, el ABA enseña a los niños con TEA nuevas habilidades y la manera de aplicarlas en situaciones de la vida real.
A diferencia de otros modelos de servicio, el ABA es un tratamiento intenso, con indicación de hasta 40 horas por semana. Se han observado mejoras drásticas cuando los niños reciben terapia ABA temprana e intensa para desarrollar sus habilidades funcionales. El tratamiento puede ayudar de manera efectiva con comportamientos desafiantes, como comportamiento repetitivo, autolesión y berrinches, y también ayudar a los niños en áreas como el lenguaje y las habilidades sociales.
Décadas de investigación han establecido que la intensidad del tratamiento mediante ABA es una parte fundamental para ayudar a un niño con TEA a aprender nuevas habilidades, reducir el comportamiento problemático y conseguir beneficios duraderos. En un estudio innovador realizado por Ivar Lovaas a fines de la década de 1980, los niños recibían 40 horas por semana de tratamiento intensivo durante dos a seis años. Los resultados fueron notables: más del 90 % de los niños mostraron mejoras significativas en los síntomas, incluida la socialización. Desde ese momento, otros investigadores han replicado los hallazgos originales de Lovaas, con resultados similares. Se sumó un estudio de 2016 al apoyo existente para el tratamiento de mayor intensidad para niños con TEA.
Además, varios estudios han demostrado que se logran mejores resultados cuando la intervención del tratamiento se inicia lo antes posible y con una alta intensidad (u horas) por semana. Un estudio[iii] demostró que los niños que tienen una mayor intensidad del tratamiento y una mayor duración del tratamiento obtienen efectos positivos en su funcionamiento intelectual, lingüístico y en el comportamiento adaptativo. En otro estudio posterior,[iv] los mismos investigadores descubrieron que una combinación de intensidad y duración fue el único predictor y el mayor contribuyente a los resultados del tratamiento.
Conclusión
La tensión de cuidar a un niño con autismo puede ser un desafío para los padres y las familias. Pero con las estrategias y el apoyo adecuados para su hijo, el tratamiento puede reducir los efectos del TEA y ayudar al niño a prosperar. Con un diagnóstico más temprano, la intensidad del tratamiento y una mayor duración del tratamiento, los niños con TEA pueden lograr beneficios estadísticamente significativos y resultados terapéuticos óptimos.
[1] Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. https://www.cdc.gov/ncbddd/autism/data.html
[1] Perfiles en Ciencias, Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU. “The Reports of the Surgeon General” (Los informes del secretario de sanidad). Capítulo 3, Sección 6. http://www.surgeongeneral.gov/library/mentalhealth/chapter3/sec6.html#autism
[1] ScienceDirect. “The Effects of Age and Treatment Intensity on Behavioral Intervention Outcomes for Children with Autism Spectrum Disorders” (Los efectos de la edad y la intensidad del tratamiento en los resultados de la intervención conductual para niños con trastornos del espectro autista), D. Granpeesheh, et al. Research in Autism Spectrum Disorders (Investigación sobre trastornos del espectro autista). Volumen 3, Edición 4, octubre–diciembre de 2009, páginas 1014-1022. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1750946709000658
[1] ScienceDirect. “Prediction of Treatment Outcomes and Longitudinal Analysis in Children with Autism Undergoing Intensive Behavioral Intervention” (Predicción de los resultados de tratamiento y análisis longitudinal en niños con autismo que se someten a intervención conductual intensiva). J. Virués-Ortega, et al. International Journal of Clinical and Health Psychology. Volumen 13, Edición 2, mayo de 2013, páginas 91-100. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1697260013700127?via%3Dihub